De la orquesta barroca a la orquesta clásica

A partir de estas orquestas se estableció la orquesta clásica, que serviría de base para todas las orquestas sinfónicas del estilo clásico y los periodos siguientes. Al igual que la orquesta barroca, la orquesta clásica está organizada alrededor de la sección de cuerdas, que cuenta con violines divididos en dos grupos, violines I y II, violas, chelos y contrabajos.

Con la orquesta clásica se estandarizaron los roles de las secciones de vientos de madera: las flautas, oboes y clarinetes complementaban el registro alto y los fagotes complementaban el registro bajo añadiendo nuevos timbres. Los instrumentos de cobre, como los cornos y trompetas, refuerzan el registro medio y sirven para enfatizar los momentos fuertes y las cadencias. Los únicos instrumentos de percusión que se empleaban eran los timbales, que solían tocar siempre junto con los cornos.

La primera orquesta de la Nueva Granada, conformada para una celebración en 1791 y que ejecutó obras de Michael Haydn y Christian Cannabich, contaba con violines, flautas, clarinetes y fagot.

En el periodo clásico, la orquesta dejó de ser solamente un conjunto de instrumentos y pasó a ser una comunidad ideal, llena de recursos expresivos diversos y sutiles. El desarrollo más importante de la orquesta clásica fue la flexibilidad en el timbre y también en términos de ritmo y dinámicas: cada vez la orquesta era más ágil, versátil y organizada, y por eso se convirtió en el medio favorito de los compositores del periodo clásico.

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