De la orquesta clásica a la orquesta romántica

Como en otros aspectos de la música del siglo XIX, las transformaciones más importantes en términos de orquestación se anticiparon en las obras de Joseph Haydn y especialmente de Ludwig van Beethoven, a quien podemos reconocer como el puente entre la orquesta clásica y la orquesta romántica.

Beethoven se aproximó a la sección de cuerdas como si fuera un coro de cinco voces, escribiendo partes muy virtuosas y de carácter casi independiente, como en el caso de los chelos en el Scherzo de la Quinta sinfonía.

Igualmente escribió partes de gran virtuosismo e independencia para los metales (particularmente, los cornos) y le dio un papel especial a instrumentos de madera como la flauta piccolo y el contrafagot.Incluso los timbales adquirieron un rol solista al expandirse sus posibilidades de afinación.

El desarrollo más importante del romanticismo para la historia de la orquesta consiste en el papel del timbre como recurso de composición. Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart comenzaron a anticipar las posibilidades de usar diferentes combinaciones instrumentales para variar el carácter de las melodías por medio del timbre, pero fue durante el Romanticismo que los compositores románticos, desde Beethoven hasta Carl Maria von Weber, entre ellos, Giacomo Meyerbeer y Hector Berlioz, llevaron las posibilidades de la orquestación hasta sus últimas consecuencias e hicieron del timbre un recurso tan importante como el ritmo, la melodía y la forma.

El siglo XIX también fue el periodo en el que se hicieron los desarrollos técnicos más importantes en cada uno de los instrumentos de la orquesta de hoy, de manera especial, en la percusión, y en las secciones de viento de madera y de cobre.

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